sábado, 24 de noviembre de 2012

La semana más triste, es el semana que muere un payaso

 Para que nadie pierda el tiempo, decir que esta entrada no va sobre la PS3 ni videojuegos ni tecnología, es el sentido y sencillo homenaje a dos payasos que se han ido, uno payaso más tradicional y otro cómico de raza que merecía tan alto tratamiento. Para ustedes maestros, estén donde estén.
 ¿Cooooooomo están ustedeeeeeeeesss?. Así empezaban los Payasos de la Tele, de una televisión que recuerdo en blanco y negro, en una casa por la tarde con meriendas de pan con aceite, rodeado de familia que ya no está conmigo, pero en mis recuerdos siempre aparecen como en aquel momento que siendo en blanco y negro estaba lleno de colores y olores de puchero en la cocina.
¿Cooooooomo están ustedeeeeeeeesss?. Mal, muy mal ya que parte de esos recuerdos vuelven a dejarme, por esa maldita regla de juego que se llama ley de vida y que no es más que un Game Over sin posibilidad de insertar otra moneda a la maquina.
 Miliki nos a dejado huérfanos a sus niños de treinta y tantos y ahora estará haciendo la entrada triunfal, en ese rincón especial del cielo que está reservado a los payasos.

 ¿Cooooooomo están ustedeeeeeesss?. tristes.
 Adiós maestro

 Pero como todo lo que va mal, tiende a ir a peor, hoy perdimos a un gran cómico o mejor dicho, al Cómico. Ese que nos hacía reír en una España que no estaba para muchas bromas, ese que tomó el pelo a todo el país creando la expectación mas grande en TV. al anunciar que la siguiente semana, haría algo que ningún presentador había hecho jamás y que resulto que era verdad, se comió una naranja en directo.

 Genio, tendrías que tener prohibido morirte, ya que aún falleciendo hoy y sentir tanto dolor dentro, no puedo borrar esta sonrisa de mi cara al recordarte.
 Genio, el que recogió el Goya a la mejor interpretación masculina de reparto y el teatro reventó en aplausos.
 Genio, por que jamás nadie nos timará con el timo de la estampita como tu lo recreaste en la película Los Tramposos
 Y te pido por favor que cuando llegue mi momento, me guardes una butaca en 4ª fila centrado para tu actuación celestial.
Genio.