martes, 19 de mayo de 2020

MATAR O NO MATAR, ESTE ES EL PROBLEMA: Una comedia maravillosamente negra.


Es por películas como estas por lo que Vincent Price es uno de mis actores favoritos, capaz de no rechazar ningún papel siempre que le pueda sacar el lado perverso al personaje.
Matar o no Matar, este es el problema, es una película imperfecta a veces deficiente y frecuentemente rozando el desastre, pero como el boxeador que se niega a ser noqueado siempre remonta para dejarte pasmado con el siguiente plano, la siguiente toma o el siguiente final de escena y es que a pesar de  que hay comedias mejor hechas, con un reparto más equilibrado y un presupuesto más elevado. Esta tiene eso que llamamos magia que la hace insuperable, que la recordamos de por vida y que secuencias de la obra se conectan de tal manera a los recuerdos que pasen los años que pasen siempre te sacan una sonrisa y es que no puede ser mas loca.
La película nos cuenta la vida de Edward Lionheard , si Eduardo Corazón de León y no es el primo lejano de Rey Ricardo I de Inglaterra, si no un actor de cierto renombre que siempre, siempre siempre interpreta papeles de las obras de Sakespeare, un día El Circulo de Críticos de Londres deciden entregar su galardón anual a otro actor por lo que Edward Lionheard lo toma como una afrenta personal y decide vengarse de todos los críticos asesinándolos uno a uno pero con un ligero matiz todas las muertes representan un asesinato escrito en alguna obra Sakesperiana.
La historia que tiene esta película detrás de bambalinas es de lo más insólito que he visto en la historia del cine. Resulta que Stanley Mann guionista del Ojo de la aguja o El coleccionista por la que ganó un Oscar de la academia, tiene la idea de la película y hace un tratamiento sobre ella, pero al estar enfrascado en el guión de lo que sería después La ruleta rusa, el guión se lo dan a Anthony Greville-Bell un oficial del ejercito de Australia que había combatido en la Segunda Guerra mundial y que tres años antes se había estrenado como guionista en Cincuenta millones y una mujer.
Entre la idea de Mann y la elegancia en la escritura de Greville-Bell montan una de las más negras comedias que ha dado el séptimo arte y es que te vas a sorprender riéndote de como matan a una persona y eso solo se puede conseguir siendo un guionista loco de remate pero eficaz a la hora de manejar los sentimientos del espectador.
Douglas Hickox se atreve a dirigir tal disparate simplemente por que no tenía nada que perder, en 13 años de carrera solo había dirigido 3 filmes, por lo que peor no le podía ir, lo que es un verdadero milagro es como pudieron levantar el presupuesto para hacerla, la verdad es que se hizo con muy poco presupuesto y el poco dinero lo que consiguieron de Harbour Production una productora de televisión canadiense fundada por Raymond Burr, si el mismo que hace de asesino en la ventana indiscreta y que luego fue distribuida por la United Artist el por que la United distribuyó tal film venía de los problemas económicos que empezaba a tener la compañía a la que Cimino le dio la puntilla 7 años después.
Douglas Hickox saca oro de cada libra invertida haciendo un trabajo de puesta en escena digno de los más grandes directores, un autentico esteta que vierte todo su talento en esta obra, el problema es la falta de continuidad como cineasta y se le nota con el ritmo que imprime a la obra, siendo excesivamente denso en algunas partes en las que estas al borde del bostezo pero que luego te sorprende con un plano de ritmo descomunal o un colofón tan loco que te vuelve a meter en la película, a la media hora ya le has pillado el punto a tan singular tempo y sabes que después de 10 minutos aciagos viene la recompensa, así que le perdonas esos pequeños defectos.
El reparto, plagados de secundarios británicos está fenomenalmente escogido yo no sé que tienen los actores ingleses que no hay uno malo y más cuando se trata de reírse de si mismo, el problema es que exceptuando al gran Vincent Price no hay ningún nombre que ayudara a vender la película, pero todos, absolutamente todos dan la replica al gigante de Misuri.
Mi corazón le daría un 10 a esta comedia pero he de ser justo y valorar con la cabeza y más de un 7 no se merece, pero os lo juro que le daría un 10, es de esas películas que cuando abro el cajón donde la guardo y me acuerdo que la tengo, pongo el DVD y paso una hora y media larga de cine sin complejos. Por eso si has llegado hasta aquí la mejor recompensa es que la busques y te la pongas. Por cierto tiene un error garrafal y es el título en español. Simplemente lamentable, que pena que no hayan traducido literalmente y lo hubieran dejado como Teatro Sangriento... en fin nadie es perfecto. 

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